Viviendo la experiencia del Triduum en la Semana Santa según el catolicismo popular hispano-norteamericano

por Roberto Goizueta

Es posible hablar del Jesús plural del catolicismo popular hispano-norteamericano, ya que, de hecho, los hispano-norteamericanos relacionan a Jesús no con un espíritu abstracto, o del otro mundo sino con «el niño Jesús», o «Jesús, hijo de María» o «Jesús, mi hermano», o «Cristo, nuestro Rey», o «el Sagrado Corazón», o «Jesús, el peregrino». Aun así, de entre todos estos Jesús, uno sobresale en virtud de su penetración a todo lo largo de las comunidades latinas y la posición central de su rol en esas comunidades. Esa posición central es más visible precisamente durante la culminación del año litúrgico en Semana Santa. Durante la Semana Mayor, el Jesús del catolicismo popular hispano-norteamericano se revela, sobre todo, como el Jesús crucificado. Este hecho es evidente aún para el observador más casual. El punto culminante de la celebración del triduum es el Viernes Santo, comenzando con la vigilia en la noche del Jueves Santo: el día completo —literalmente— transcurre en celebraciones religiosas comunales. Por cada celebración principal del día, la Iglesia se llena hasta abarrotarse. (Para subrayar el significado del Viernes Santo, uno puede observar que el único día que rivaliza con el Viernes Santo en relación con el número de personas atraídas a la catedral de San Fernando está vinculado con la celebración del miércoles de ceniza). La vigilia pascual no se puede comparar en el tiempo dedicado a la celebración, el número total de participantes, y menos aún con la extensión e intensidad de su participación.

Oprima Aquí para seguir leyendo en Teología Hoy.

Comments/Comentarios

comments