Este amor de dar la vida por sus amigos se puede entender dentro del contexto del discipulado.  La palabra discípulo que significa aprendiz, alguien que se une con lealtad a las instrucciones y compromisos del maestro.  El Evangelio según San Mateo constituye una verdadera escuela de discipulado y misión.  Discípulo es una palabra importante para Mateo. Se encuentra 73 veces en su Evangelio, comparado con 46 y 37 veces en Marcos y Lucas. Es el único nombre que Mateo emplea para los seguidores de Cristo, y se junta frecuentemente con el verbo “seguir”, otro de sus vocablos favoritos.  Pero que se necesita para ser discípulo, bueno antes necesitamos el “llamado” o mejor dicho la “vocación”.  El Papa Benedicto XVI decía que “la vida cristiana comienza con una llamada y siempre es una respuesta, hasta el final”.[1]  Y continuaba diciendo “El Señor ha llamado a cada uno de nosotros con su nombre.  Dios es tan grande que tiene tiempo para cada uno, me conoce, conoce a cada uno de nosotros con su nombre, personalmente. (…) Creo que deberíamos reflexionar sobre este misterio una y otra vez: Dios, el Señor, me ha llamado, me llama, me conoce, espera mi respuesta como esperaba la respuesta de María, esperaba la respuesta de los apóstoles”.[2]  Para ilustrar lo que no es ser discípulo quisiera relatar lo siguiente:

Las dos ranas

two frogsUn grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan hondo éste era, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió, se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.  Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía caso seguir luchando.  Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logro salir del hoyo.  Cuando salió, las otras ranas le dijeron: “nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos”. La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.[3]

Perspectivas, ¿Cómo escuchas a Dios?

En medio de la sociedad consumista en la que vivimos, en la que se consume el ocio, el amor, las amistades, hasta las Navidades inclusive esta Cuaresma y en la que “si no sales en la foto, no has existido” si no tienes cuentas de redes sociales no existes.  Jesús nos invita a todo lo contrario, a vivir en humildad, sin alardear de nuestros actos, vivir en el amor de él.  Para entender el amor de Dios hago referencia a las Bienaventuranzas, de hecho muchos de nosotros nos hemos más o menos aprendido los diez mandamientos pero se ha dado usted cuenta que las bienaventuranzas son el nuevo decálogo, les da el fin definitivo, les da el nuevo sabor de cómo entender los diez mandamientos.  Yo lo invito, si no lo ha hecho que trate de aprenderse las bienaventuranzas como parte de su ejercicio cuaresmal.

Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia.
Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias.
Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo.
Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vinieron antes de ustedes. (Mt 5,3-12)

 

Yo propongo dos palabras claves para vivir la cuaresma, y entender bien el desierto de nuestras vidas, misericordia y corazón limpio. “En ese lugar de silencio, de búsqueda, de aridez desnuda.  Ese desierto donde no hay distracciones que a uno le permitan evadirse constantemente podemos encontrar la misericordia y hacer un corazón limpio. Por eso, no le dé miedo adentrarte en sus arenas. De hecho, lo necesitas.  Por eso el sabio refrán “escribe tus penas en arena y tu alegría sobre las rocas” y porque no, dar gritos del corazón y decirle ¡Señor ven a mi auxilio no puedo más!

De hecho, el salmo 107 así comienza,

El mismo Señor Jesús lo pidió “Quiero misericordia, no sacrificios” (Mt 12, 7), cuando uno aprende a limpiar su corazón de todas las impurezas que ha ingerido y de las cosas con las que se ha manchado, uno aprende a ser misericordioso a ser compasivo como Dios que es misericordioso. Su vida toma un cambio distinto, aprendemos a ver a nuestro prójimo como hermano, empezamos a ver la vida como Cristo, no porque el mundo está cambiando y lo veas distinto, eres tú el que está cambiando estas siendo transformado y no es así lo que sucede precisamente en el altar de nuestras Iglesias, el Cordero de Dios se hace presente y pide que estemos en plena comunión con él, no solo para sentirme mejor, no solo por obligación, sino porque empiezo a reconocer que mi vida sin ti Señor no tiene sentido, no puedo yo transfigurarme como lo hiciste tu Señor porque no he aprendido a ser un pequeño Cristo como tú nos has pedido, no he aprendido a configurarme con Cristo.  No he entendido que necesito hacer espacio para que tu habites en mí, me preocupa lo que puedo dejar atrás, me da miedo lo desconocido, pero trata de no fijarte en lo que has perdido, sino enfócate en lo que te queda por ganar.  En este estado de purificación en el desierto, de tener un corazón limpio aprendo dos cosas de tu misericordia, que tu amor tiene dos formas, una de un corazón inmenso pero a la vez de una cruz. A veces racionalizamos tanto que las cosas simplemente no se dan, porque nuestras fallas tienen que sentirse para poder desprenderlas, por eso el poeta argentino Mario Benedetti  “El mayor error del ser humano es sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón”.

Se humilde para admitir tus errores, inteligente para aprender de ellos y maduro para corregirlos.    Es Dios quien transforma nuestras vidas y les da hondura y plenitud. Es Dios quien nos hace madurar y crecer, asumir la vida con toda su complejidad. El Dios que, infatigable, está trabajando en cada uno de nosotros.  Solo Dios puede hacer eso, solo Dios toca tu corazón como nadie lo ha hecho, solo Dios te da la fuerza para dar el próximo paso, Dios camina contigo no estás solo.  ¡Te doy gracias Padre, porque siempre me escuchas!

¿Dónde siento que Dios trabaja en mí?

Te comparto el siguiente canto para que lo escuches y te ayude en la reflexión

Oración Final

Libérame de mí
Aquí estoy Señor,
doblado
como un signo
de interrogación
que espera
la respuesta
al ritmo urgente
del deseo tan tirano.

Endereza mi pregunta
y hazla un signo
de admiración agradecida.

Aquí estoy Señor,
hueco
como la palma de la mano,
hecha un cuenco
para recibir el agua
sin demora.

Distiende mis dedos
de mendigo ansioso
en un ágil gesto
de baile y alabanza.

Aquí estoy Señor,
curvado
como un anzuelo
que busca afilado
con su seguridad de acero
la presa tangible
como pago justo
a su esfuerzo tenso. 

Ablanda mi rigidez
en el suave mecerse
del sedal sobre las olas.

Aquí estoy, Señor,
acogiendo tu don,
la alegría y la paz
de tu misterio.

Benjamín G. Buelta, sj[4]

2014 © Adrian Alberto Herrera.  Todo Derechos Reservados.

Foto principal por  Claudio Ungari, ranas por second grade focus.

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