Por siglos, la cruz ha sido el símbolo radical y universal para los cristianos. El 14 de Septiembre, la Iglesia festeja el Triunfo de La Santa Cruz cuando conmemoramos la cruz en lo cual Jesús fue crucificado. El origen de este festejo se remonta a la época del emperador Constantino durante los inicios del cuarto siglo. De acuerdo a nuestra tradición, la madre de Constantino, Santa Elena, descubrió la verdadera cruz de Cristo donde pidió que construyeran la Basílica del Santo Sepulcro. Desde entonces, los cristianos hemos venerado la cruz en el aniversario de la dedicación de la basílica.
La mayoría de nosotros, estamos familiarizados con la veneración de la cruz por medio de la celebración litúrgica del Viernes Santo, cuando se nos presenta la cruz para besar. Muchos de nosotros también nos identificamos de a seguido con la cruz, e incluso, es muy común escuchar el dicho,”Tengo que cargar con mi cruz!” Pero este dicho puede ser un poco problemático si nos quedamos estancados en el. Aunque cada uno de nosotros tenemos nuestros desiertos por lo cual caminamos, no debemos quedarnos parados como el Pueblo de Dios gritando, “¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay comida ni agua, y detestamos este alimento tan miserable.”
El evangelio nos pide que luchemos por la justicia, por los pobre, y por las personas que se encuentran en las periferias. Si nos quedamos estancados en solo cargar nuestra cruz, corremos el riesgo de permitir injusticias y que el abuso y la pobreza continúe en este mundo. La celebración de la Exaltación de la Cruz nos pide que recordemos lo tanto que Dios nos ama, ya que nos envío a su hijo Jesucristo para salvarnos por medio de la resurrección. Pero la resurrección no es solo se trata solo de la restauración de la vida de Jesús. El teólogo Roberto Goizueta nos llama la atención a la victoria del acompañamiento sobre el abandono y el alejamiento. Dios nunca nos abandona, ese es el milagro de la resurrección! Dios camina con nosotros y nos pide que nos levantemos!
Estas lecturas me hacen pensar en la canción En el Desierto por la Hermana Glenda.
Levántate y come de Mi carne
Levántate y bebe de Mi sangre
Porque Yo Soy el pan de tu vida
Levántate y come de Mi carne
Levántate y bebe de Mi sangre
Porque es demasiado largo
el camino para ti…
sin Mi...[1]
[1] Letra por Hna. Glenda
Preguntas Para Reflexionar
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¿Cuál es tu desierto hoy en día? ¿Pides a Dios que interceda por ti? o ¿te quedas estancado?
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Jesucristo se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte. ¿Cómo puedes tu humillarte en tu vida? ¿Donde sueles humillarte demasiado o de una manera no muy saludable?
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Piensa en un ejemplo en lo cual Dios te enseñó que te ama. ¿Cómo compartes ese amor de Dios?
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¿De que forma puedes acompañar a personas que se encuentran en sus desiertos?
Esta reflexión es parte de la Serie Temporadas de Fe- Otoño 2014, publicada por la diócesis de San Bernardino. Temporadas de Fe es un excelente recurso Semanal para Compartir la Fe, Oración y Servicio. Se recomienda para grupos de Estudio bíblico y Comunidades de Base. Pueden descargar la edición reciente aquí.
2014 © Patty Jiménez. Todos Derechos Reservados.