Enseñanzas del catecismo de la Iglesia Católica

Esperanza es la virtud teologal por la cual deseamos el reino de los cielos y la vida eterna como nuestra alegría, confiando en las promesas de Cristo y dependiendo no en nuestras fuerzas, sino en la gracia del Espíritu Santo. “Sigamos profesando nuestra esperanza sin que nada pueda conmover, ya que es digno de confianza aquel que se comprometió”. (Hebreos 10:23) “El Espíritu Santo…que Dios derramó sobre nosotros por Cristo Jesús, nuestro Salvador. Habiendo sido reformados por gracia, esperamos ahora nuestra herencia, la vida eterna”. (Tito 3:6-7)

La virtud de la esperanza responde a las aspiraciones de alegría que Dios a depositado en el corazón de cada hombre; infunde la esperanza que inspira las obras de los hombres y los purifica para llevarlos al Reino de los cielos; previene al hombre del desánimo; le sostiene en tiempos de abandono; abre su corazón en espera de la beatitud eterna. Con la esperanza le mantiene a flote, le preserva del egoísmo y le dirige a la alegría que emana de la caridad.

Esperanza Cristiana eleva y colma de esperanza a los escogidos que tiene su origen y modelo en la esperanza de Abraham, quien fue bendecido abundantemente por las promesas de Dios cumplidas en Isaac, quien fue purificado por la prueba del sacrificio. (Génesis 17:4-8; 22: 1-18) “Abraham creyó y esperó contra toda esperanza, llegando a ser padre de muchas naciones”. (Romanos 4:18)

Esperanza Cristiana es mencionada desde principios de la predicación de Jesús en la proclamación de las beatitudes. Las beatitudes inflaman nuestra esperanza al cielo como la nueva Tierra Prometida; traza el camino que guía a través de las pruebas que aguardan a los discípulos de Jesús. pero a través de los méritos de Jesucristo y de su Pasión, Dios nos guarda en la “esperanza que no desilusiona. “La cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones”.(Romanos 5:5) Esperanza es “nuestra ancla espiritual, segura y firme, que se fijó más allá de la cortina del templo, en el santuario mismo. Allí entró Jesús para abrirnos el camino, hecho sumo sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec.” ( Hebreos 5;19-20) Esperanza es un arma que nos protege en la lucha de la salvación; “Nosotros en cambio, por ser del día, permanezcamos despiertos; revistámonos de la fe y del amor como de una coraza, y sea nuestro casco la esperanza de la salvación.” (1Tesaalonicenses 5:8) Nos provee de alegría en los momentos de prueba: “Alégrense en su esperanza, sean pacientes en la tribulación.” (Romanos 12:12) Esperanza es expresada y alimentada con la oración, especialmente en el Padre Nuestro, el sumario de todo lo que la esperanza nos indica a desear.

SONY DSCConsecuentemente podemos esperar en la gloria del cielo prometida por Dios aquellos que le aman y cumplen su voluntad. “También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que le aman, a quienes él ha escogido y llamado. A los que de antemano conoció, también los predestinó a ser como su Hijo y semejantes a él, a fin de que sea el primogénito en medio de numerosos hermanos” (Romanos 8:28-30) “No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo.” (Mateo 7:28) En cada circunstancia, cada uno de nosotros debe de esperar, con la gracia de Dios, para perseverar “hasta el final” “ustedes serán odiados por todos por causa mía, pero el que se mantenga firme hasta el fin, se salvará” (Mateo 10: 22) y obtener la alegría del cielo, como la recompensa eterna de Dios por el buen trabajo realizado con la gracia de Cristo. En esperanza, la Iglesia ora “para que todos los hombres sean salvados”. “Pues él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Timoteo 2:4) ella espera unirse con Cristo, su novio, en la gloria del cielo:

“Esperanza, Oh mi alma, esperanza. No conoces ni el día ni la noche. Vela cuidadosamente, para que todo pase rápido, aún tu impaciencia hace dudar lo certero y convierte lo cercano en lejano. Sueña que entre más luchas, mejor pruebas el amor que tienes a Dios, y más te regocijarás un día con tu Amado, en alegría y rapto que nunca terminarán”  (Santa Teresa de Ávila)

Paráfrasis del Padre Nuestro por San Francisco de Asís

8571329010_ddeda04a5f_z¡OH santísimo Padre nuestro: creador, redentor, consolador y salvador nuestro!

Que estás en los cielos: en los ángeles y en los santos, iluminándolos para el conocimiento, porque tú, Señor eres luz; inflamándolos para el amor, porque tú, Señor, eres amor, habitando en ellos e inundándolos para la felicidad, porque tú, Señor, eres el sumo bien, eterno bien, del cual procede todo bien, sin el cual no hay ningún bien. 

Santificado sea tu nombre: esclarézcanse en nosotros la noticia de ti, para que conozcamos cuál es la anchura de tus beneficios, la largura de tus promesas, la altura de tu majestad y la profundidad de tus juicios.

Venga tu reino: para que tu reines en nosotros por la gracia y nos hagas llegar a tú reino, donde existe la visión manifiesta de ti, el amor perfecto de ti, la feliz compañía de ti, el goce eterno de ti.

Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo: para que te amemos con todo el corazón, pensando siempre en ti; con todo el alma, deseando siempre a ti, con toda la mente, dirigiendo a ti todas nuestras intenciones, buscando en todo tu gloria; y con todas nuestras fuerzas empleando todas nuestras energías y los sentidos del alma y del cuerpo exclusivamente al servicio de tu amor; y para que amenos a nuestros prójimos como a nosotros mismos atrayendo a todos a tu amor en cuanto este de nuestra parte, gozándonos de los bienes ajenos como de los nuestros, compadeciéndonos en sus males y no causando ofensa alguna a nadie.

El pan nuestro de cada día, tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, dánosle hoy: para recuerdo, inteligencia y reverencia del amor que ha tenido con nosotros y de lo que por nosotros dijo, hizo y padeció.

Y perdónanos nuestras deudas: por tu misericordia inefable, por el valor de tu pasión de tu amado Hijo y por los méritos y la intercesión de la beatísima Virgen y de todos tus elegidos.

Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores: y lo que no perdonamos del todo, haz tú Señor, que lo perdonemos del todo, a fin de que amemos sinceramente a los enemigos por ti e intercedamos devotamente por ellos ante ti, no devolviendo a nadie mal por mal y tratemos de ser útiles a todos en ti.

Y no nos dejes caer en tentación: oculta o manifiesta, repentina o insistente.

 Más líbranos del mal: pasado, presente y futuro.

Gloria al Padre…

 

Aplicación a la vida diaria:

Escribe tu propia paráfrasis del Padre Nuestro, utilizando la guía que se encuentra en la última sección de la hoja de trabajo.

Conexión con las Sagradas Escrituras y Escritos Franciscanos”

Jesús enseña a orar (Lc 11, 1-4) (Mt 6, 9-15; 7, 7-11) Escritos de San Francisco y Santa Clara de Asís, F. la pide: Or Cr. Dios, esperanza nuestra: AID 6; OP 6,15;12,1.4. el mal de la desesperación: CIR 4,12.


Oración:

Oh amadísimo Padre Nuestro que estás en los cielos, en la tierra, en todo lugar muy especialmente en nuestro corazón a quien has elegido como morada predilecta para en ella reposar tu cabeza. Así mismo nosotros esperamos morar en tú sacratísimo corazón inflamado con las llamas de tú amor inmenso todos los días de nuestra vida. Sagrado Corazón de Jesús, en ti confiamos. (repetirlo tres veces)

 

2013 © Dr. Gabriel Martinez.  Todos Derechos Reservados.

Foto principal por- nigelhowe, foto de cielo por- barryskeates, foto de San Francisco por HockeyholicAZ

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