Todavía inmersos en la alegría provocada por la resurrección de Jesús, me gustaría considerar cómo la experiencia del Señor resucitado nos llama a renovar nuestro compromiso con la virtud de la prudencia, así como con valores  como de la solidaridad, la caridad, la justicia y el bien común con respecto a los más vulnerables-los pobres de la tierra. La razón de este llamado a renovar nuestro compromiso  es la celebración del cuadragésimo segundo aniversario del Día de la Tierra, el próximo 22 de Abril.

Debido al cambio climático, nuestro medio ambiente, la creación de Dios, está en peligro. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en ingles; IPCC, la tierra se está calentando debido principalmente a las acciones humanas. Estas acciones reflejan la codicia, las actitudes egoístas, negligencia y / o el abuso que muchos países e individuos  demuestran hacia la creación de Dios.

La Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU., a raíz de la evidencia encontrada por el IPCC y por medio de su enseñanza sobre el medio ambiente, nos recuerda nuestro deber esencial con toda la creación, sobre todo  con los seres humanos.  Especialmente la atención se dirige  a los más vulnerables al cambio climático, los pobres. Esto ha dado lugar a iniciativas como la Coalición Católica sobre el Cambio Climático, lanzada en 2006 con el apoyo tanto de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. y la Alianza Religiosa Nacional de Medio Ambiente, para informar y hacer a la gente consciente de su corresponsabilidad  con el medio ambiente y así poder vivir de manera más adecuada los valores del reino de Dios.

Los patrones, como la codicia, el egoísmo, la negligencia y falta de compromiso con los pobres criticados en documentos de la Iglesia por diferentes pontífices  y por  las conferencias episcopales a nivel mundial  motivo a los obispos de los Estados Unidos a publicar una declaración en junio de 2001,  Cambio Climático Global: Llamado para el Diálogo, la Prudencia y el Bien Común. En esta declaración de los obispos  llaman a todas las personas de buena voluntad para cuidar de la creación a través de nuestras actitudes y acciones hacia el medio ambiente  considerándolo como un don dado por Dios. Los obispos se centraron en “las necesidades de los pobres, los débiles y los vulnerables en un debate, a menudo dominado por los intereses más poderosos.”

Los obispos de los Estados Unidos ven en la virtud de la prudencia la clave para abordar el cambio climático. La prudencia como “la inteligencia aplicada a nuestras acciones,” nos ayuda a reconocer el bien común en situaciones específicas. Con respecto al cambio climático, la prudencia nos dice que la atmósfera terrestre, la que sustenta la vida, es un bien común. “Cada uno de nosotros está llamado a ser un mayordomo de esta misma vida.”

El Papa Benedicto XVI en su mensaje para Mundial de 2010 del Día de la Paz, Si Quieres Cultivar la Paz, Protege la Creación, también  nos recordó la larga tradición de la doctrina social católica en relación con el medio ambiente y nuestra  corresponsabilidad. En este mensaje  nuestro actual Papa habla en términos de solidaridad en la relación entre el Creador, los seres humanos y el orden creado. De esta manera, señala las características de la solidaridad que deben ser entendidos sí  los cristianos quieren cultivar la paz a través de la protección del medio ambiente.

Benedicto XVI habla de la solidaridad de tres maneras, como “una necesidad urgente”, como “base en el ejercicio de la virtud de la prudencia” y como “solidaridad global.” El mensaje del Papa Benedicto XVI del 2010 instruye a los cristianos acerca de la motivación para luchar contra la degradación ecológica. Se trata de “la búsqueda de la auténtica solidaridad en todo el mundo inspirada en los valores de la caridad, la justicia y el bien común.”

A través de un compromiso en el que se enfatice el uso equitativo y sostenible  de los recursos naturales  como la mejor manera de luchar contra el cambio climático, los seres humanos pueden vivir la virtud de la prudencia y  valores como la solidaridad, la caridad, la justicia y el bien común. Esta práctica frecuente y comprometida  seguramente hará  visible nuestra experiencia del Señor resucitado todos los días.

Nelson Araque, M.A.
Embajador Católico del Cambio Climático

Nelson Araque es originario de Bogotá, Colombia y vive en Dania Beach, FL con su esposa y su hija. Es maestro en Cardinal Gibbons High School en Fort Lauderdale, FL. El Sr. Araque es licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad de La Salle en Bogotá, Colombia, obtuvo una Maestría en Ministerios Pastorales de la Universidad de St. Thomas en Miami y actualmente está trabajando en su doctorado en Teología en la Universidad Barry, donde pronto espera recibir un Doctorado en Ministerios.

El Sr. Araque también es un embajador Católico por el Clima y se pueden comunicar con él, por medio del siguiente correo electrónico- nap70@hotmail.com

 

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