El naranjo irrumpe su obra de producir naranjas dulces y jugosas de las entrañas mismas de la tierra. La vida humana emerge de las entrañas de la madre para cumplir con su vocación de vida y traspasar los linderos humanos. Esta sabia simetría universal acepta categóricamente el postulado de vida desde dentro, desde lo más profundo y obscuro. Su axioma simbolizado por el prefijo griego “IN” significa inclusión dentro de, es usado por todos con acierto y sabiduría natural, sin escabrosos cuestionamientos y sofismas innecesarios.
La entrada al Reino de Dios, es semejante a lo antes dicho, desde dentro. Tanto el evangelista Mateo 7:13-14 y Lucas 13:23-24 mencionan la puerta angosta para entrar a el, de suerte que ninguna persona obesa por el pecado, puede atravesar la puerta angosta. Si la vida humana, vegetal y animal nace desde dentro, la vida espiritual debe ser desde dentro de. Es solo a través del Sagrado Corazón de Jesús, que podremos entrar a su Reino. Es solamente dentro del corazón de Cristo, que nuestra alma podrá ser purificada por sus llamas a fin de entrar a la vida eterna. Es solamente con El, en El y para El que se da inicio a la vida eterna. Y para ello, es solamente a través de los sacramentos de la iglesia muy en especial el Sacramento de la Eucaristía, que entramos al corazón de Cristo, atravesamos la puerta angosta y entramos a la vida eterna.
La concepción espiritual divina, desde el momento supremo del bautismo, alberga al bautizado en el corazón sacratísimo de Jesús para que en el crezca y se desarrolle espiritualmente. Dentro de el, es protegido, alimentado, aguardando confiadamente la hora de entrada. Por lo que la angostura de la puerta no es tan importante como la presencia de encontrarse en el lugar y momento preciso. Esta es la realidad y misión de todo bautizado de mantenerse siempre dentro del Sagrado Corazón de Jesús y nuestra tarea de permanecer fieles en el muy en especial durante los momentos difíciles de la vida.
El Sagrado Corazón de Jesús además de ser una bellísima devoción, es una realidad y requisito indispensable para entrar a su gloria. El Corazón de Jesús es el portador, el salvo- conducto de almas a la vida eterna.
– Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío
[Fiesta del Sagrado Corazón siempre en viernes, 19 días después de Pentecostés]
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