Hispanic mapFrecuentemente escucho de personas educadas incluso con jerarquía eclesiástica, referirse a la población hispana de este país como: hispanos, latinos, migrantes, campesinos o Spanish speaking. Esta diversidad de nombres me obliga a inferir la falta de unificación de criterios de parte del clero con muy diversos programas, orientaciones y métodos para servir a este tan importante segmento de la Iglesia Católica. Si aceptamos por ejemplo las dos últimas mencionadas: migrantes y campesinos, me obliga a pensar si cada uno de ellas es tratada en forma diferente con criterios deferentes. ¿Significa que existen cinco líderes para cada grupo? Luego tendría que preguntar ¿Quiénes son y donde están tales líderes? Si aceptamos Spanish-speaking, ¿Es su énfasis solamente lingüístico?

Esto es conocido en el campo de la psicología y sociología como indiferenciación. Antes que nada se requiere que la persona o grupo sea identificado con un nombre determinado que represente su historia como persona única y miembro de un grupo étnico y religioso. Cada persona es orgullosa de su nombre y de su individualidad compartida con otros miembros de la sociedad. Si la persona no se identifica y respeta su individualidad, esto ocasiona serios trastornos en el desarrollo humano y la psique. Se le pudiera comparar como un pescado dentro de la red junto con muchos otros pescados. Creo que me molestaría que me llamasen: Pedro, Juan o Francisco, cuando mi nombre de pila es Gabriel.

Son numerosos y extensos los estudios acerca de esta realidad necesaria para el desarrollo normal de la persona para evitar el peligro de caer sumergido en las masas sociales indiferenciadas, maltratadas, maceradas en la cultura de los olvidados o los no existentes. Esta necesidad largamente reconocida, no solamente es la base para un desarrollo óptimo, es tambien necesaria para evitar ser perdidos en el mundo de la confusión humana, social y espiritual.

boyA este respecto, es obvia la necesidad de unificación de criterios a fin de identificar y reconocer a esta población que crece alarmantemente y que muy pronto formará la Iglesia Católica de los Estados Unidos. Conviene convenir aquellos interesados en esta realidad innegable, moral y ética, el nombre dado. ¿Si pensamos en un ministerio hispano? Principiemos llamando respetuosamente a esta población que son verdaderos hijos de Dios, miembros de su Iglesia y herederos de su Reino.

A un niño llamado Pedro se le preguntó ¿Por qué no contestaba cada vez que se le llamaba por su nombre? Pedro enfáticamente respondió, ‘yo me llamo pelón’.

2014 © Dr. Gabriel Martinez.  Todos Derechos Reservados.

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