“La Iglesia llama de nuevo a cuantos ya están más directamente implicados en la educación de la fe para que aumenten sus esfuerzos por encontrar nuevos caminos que lleguen a aquellos adultos que no han sido tocados por el mensaje de Cristo o que, evangelizados, han abandonado la Iglesia”[1] Por lo tanto, es preciso cuestionarse
¿Que es la formación de Adultos en la fe?
En la cita mencionada se nos dice para llevar el mensaje de Cristo ya sea que estén evangelizados o han abandonado la Iglesia, por lo cual, sería erróneo pensar que la formación/Catequesis/Educación solo es para los niños o simplemente para los Papás de estos niños que tal vez asisten a un programa de educación religiosa, catequesis o doctrina en un instituto o parroquia. La formación de Adultos en la fe va dirigida principalmente a todos los adultos sean casados, divorciados, solteros, papás, tíos, abuelos, etc… Ya que todos necesitamos de Cristo y necesitamos escuchar su mensaje.
De hecho los padres conciliares del Concilio Vaticano II (1962-1965) pronunciaron lo siguiente:
”Vigilen atentamente que se dé con todo cuidado a los niños, adolescentes, jóvenes e incluso a los adultos la instrucción catequética, que tiende a que la fe, ilustrada por la doctrina, se haga viva, explícita y activa en los hombres y que se enseñe con el orden debido y método conveniente, no sólo con respecto a la materia que se explica, sino también a la índole, facultades, edad y condiciones de vida de los oyentes, y que esta instrucción se fundamente en la Sagrada Escritura, Tradición, Liturgia, Magisterio y vida de la Iglesia.
Procuren, además, que los catequistas se preparen debidamente para la enseñanza, de suerte que conozcan totalmente la doctrina de la Iglesia y aprendan teórica y prácticamente las leyes psicológicas y las disciplinas pedagógicas.
Esfuércense también en restablecer o mejorar la instrucción de los catecúmenos adultos.”[2]El gran Papa San Juan Pablo II en su primera exhortación apostólica “Catechesi Tradendae” recalcó ”no puedo menos de poner de relieve ahora una de las preocupaciones más constantes de los Padres del Sínodo, impuesta con vigor y con urgencia por las experiencias que se están dando en el mundo entero: se trata del problema central de la catequesis de los adultos. Esta es la forma principal de la catequesis porque está dirigida a las personas que tienen las mayores responsabilidades y la capacidad de vivir el mensaje cristiano bajo su forma plenamente desarrollada” (no.43)
Así que si estás en un movimiento, apostolado, ministerio o grupo parroquial observa
¿quiénes pertenecen?
Lo más seguro es que principalmente sean adultos, tal vez acompañados de niños pequeños pero los que toman decisiones que pueden impactar su vida, son los adultos. Te has preguntado
¿Porque casi no asisten niños a la misa, pero siempre está lleno el programa de educación religiosa? ¿Porque hay muchos bautismos o primeras comuniones pero las misas no están tan llenas? Se debe a que la persona que toma y tiene la capacidad de decidir es el adulto, ¡él/ella decide si va a Misa o no! ¿Qué formación o catequesis les estamos brindando? Algunos dirán hay estudio de biblia, hay grupos de oración, hay grupos de servicio social, hay grupos de ministerios litúrgicos, etc…. Y esto es bueno que se siga ofreciendo pero donde está la mayoría de las personas que forman parte de tu comunidad parroquial, ¿porque no pertenecen a tu ministerio, movimiento, apostolado o grupo parroquial?
Necesitamos ayudar a los adultos a que tomen una conciencia más viva, individual y colectiva, respecto a la dignidad de la persona, la interdependencia y el deber de solidaridad hacia los más pobres, débiles y marginados. Ayudarles a comprender, a conocer y a sentir lo que Cristo pide. Los adultos necesitan que se les hable, capacite, forme y que hagan conexión con sus vidas de experiencia en una variedad de temas que afectan su mundo, su cultura, la sociedad, etc… pero siempre dando respuesta a la esperanza de su fe católica.
Es por eso, que los temas que se deben abarcar en la formación de adultos en la fe no solo pueden recaer en preceptos y doctrinas, sino que se tienen que ampliar. Doy un ejemplo para ilustrar mi explicación de lo que sucedió en dos parroquias de la misma diócesis de Estados Unidos. Parroquia “X” tiene adultos que no saben rezar el rosario o desconocen el Ave Maria y pudiera ser tentador de que se ofrezca un tema un sábado o jueves por la tarde donde se explique que es el rosario, su origen, historia, etc… Parroquia “x” hace publicidad a través de su boletín parroquial, anuncios después de la Misa, volantes y posters de información y acudieron 10 a 15 personas. Pero parroquia “x” solo dio un repaso histórico y explicación del rosario pero nunca hizo la conexión con la vida de sus adultos.En otra parroquia “Y” ofreció una presentación gratuita de como “comprar su primera casa” y “como ahorrar para un bienestar” utilizando pasajes bíblicos como base para el tema (Mt 25, 14; 1 Cor 4, 1-2; Is 55, 8-9 entre otros), ambos temas se dieron entre semana por la tarde y había más de 150 personas interesadas que asistieron. A simple vista, pudiera no ser un tema religioso lo que llamó la atención de las personas, pero el equipo que lo estaba ofreciendo se prepararon y utilizaron recursos y material secular pero fue el esfuerzo de ellos en hacer conexión con la Palabra de Dios.
La pregunta es ¿Hay algo de malo en hablar del Rosario? No la respuesta es no, lo que sucede es que parroquia “y” pudo hacer conexión con la experiencia de vida de sus adultos y reconoció la necesidad que tenían, estoy seguro que después habrá temas como el Rosario, purgatorio entre otros. La clave en la formación de adultos es encontrar el gancho donde adultos puedan conversar sobre temas que les está afectando y después, de forma paulatina incorporar o entretejer las enseñanzas de la Iglesia en los temas. Para esto se requiere una buena metodología, excelente equipo de facilitación y publicidad. Hay mucho trabajo por hacer en la formación de adultos en la fe, para esto sería bueno darle una leída al pasaje bíblico de la parábola del Sembrador Mateo 13, 1-23, lo puedes leer aquí . Yo propongo tres áreas para poder abarcar la formación de adultos en la fe:
- El “terreno” es muy diverso, hay familias donde esta mamá y papá y los hijos, otras donde está solamente la madre soltera, o divorciada y vuelta a unirse o padres solteros, o viviendo en unión libre. La realidad del adulto hoy en día en la sociedad es muy diversa, por lo cual, los pensamientos también son muy diversos.
- La “semilla” de la Palabra, es decir los materiales y recursos que se piensan emplear, la capacitación de agentes pastorales que puedan compartir esta semilla de una forma integral, lo cual implica preparación, compromiso, formación, pasión y amor por el prójimo.
- “La siembra y cosecha” es decir el proceso, el método, la meta y el objetivo final, ¿para que hacemos esto y con qué fin? ¿Cómo sabremos si estamos dando buen fruto?
Estos temas los estaré abarcando en otros artículos.
1. La Catequesis de adultos en la Comunidad Cristiana. Consejo Internacional para la Catequesis. Ciudad del Vaticano, 1990. no. 6
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