La revista Time nombró al Papa Francisco como Personalidad del Año. “Cambió el tono, la percepción y el enfoque de una de las instituciones más grandes del mundo”, señaló la revista. Detrás del Papa Francisco se ubicó el ex consultor de la NSA Edward Snowden, quien reveló el programa secreto de espionaje del Gobierno estadounidense. El top cinco lo completan la activista gay Edith Windsor, el Presidente sirio Bashar al-Assad y el legislador republicano Ted Cruz.
Ahora, mientras nos preparamos para la llegada de nuestro Salvador en este tiempo de adviento, quiero hacer una reflexión sobre el liderazgo en general desde una perspectiva personal.
Aquí en los Estados Unidos como en otros países, la sociedad esta muy marcada por el individualismo que se enfoca en el individuo no como persona íntegra sino como individuo—objeto y no tanto sujeto, objeto que lo respalda su educación, experiencia, triunfo y logros. De hecho, hay frases que se han vuelto lenguaje común de la sociedad como “que se rasque con sus propias uñas” dando entender que uno esta equiparado para enfrentar los retos y golpes de la vida por si solo, y luego se dice que si tal individuo persevera llegara a ser un gran líder. Es curioso analizar como es que la revista Time nombra fuera del Papa Francisco a otras personalidades y les da la categoría de ‘personalidad del año’, que a mi punto de ver, estas personalidades han creado su fama a través del escandalo y repudio del pueblo ¿Por qué es que después del Papa Francisco no se nombro a gente altruista? y ¿Es este mensaje de la cultura, de la sociedad, el mismo mensaje de Jesucristo? ¿Es el mismo plan que Dios tiene para mí? ¿Cuáles son algunas características de un gran líder?
Considero que estas cuatro cuestiones nos pueden llevar a una variedad de temas que no daría espacio para este artículo, pero si las considero convenientes para hacer una pausa en nuestras vidas y meditar sobre esto. El mensaje del evangelio, es decir el mensaje propio de Jesucristo es simple y sencillo y su fundamento recae en esto “El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor” (1 Jn 4,8), y si Dios es amor ¿Cómo es que este amor se ha manifestado y para que? “¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16) “pues él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,4). El mensaje del evangelio es un mensaje de amor que se ha encarnado en la persona de Jesucristo, no en un individuo llamado Jesucristo y que pide ser encarnado en su creación, por lo tanto, el mensaje constante que envía la cultura dominante de nuestras sociedades no es el mismo mensaje de Jesucristo. Partiendo de esta primicia, un gran líder se forma dentro de esta cultura de amor, reconoce que Dios es el centro de todo y que apartar la vista de Él es perderlo todo, esta pasión este enamoramiento hace que tenga sentido nuestras vidas, hace que las demás personas con las que hablemos o interactuemos se sientan atraídos por este ardor que reside en la persona de Jesucristo.
Consiguientemente, un gran líder como lo ha sido el Papa Francisco entre otras personalidades que no han sido reconocidos han aprendido la gran virtud de la humildad, han hecho las palabras del evangelio resonar en sus vidas, inclusive para aquellos que no son cristianos esta frase se puede aplicar “Es necesario que él crezca y que yo disminuya” (Jn 3, 30). El Señor en sus bienaventuranzas nos dice “Bienaventurados los pobres de Espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5,3) y hemos escuchado como el discipulado y el servicio forja por naturaleza propia el carácter de la persona que se deja transformar por el Señor. Ser humilde no significa ser pobre en cuestión material, sino ser sencillo en tu personalidad y no ser arrogante. Aprender a tratar a tu prójimo como a tu hermano. Esto no es fácil, y si no lo crees comienza con tu familia. Ser humilde significa doblegar el ego y el orgullo que todos llevamos dentro. En el camino del discipulado es muy fácil ser tentados por el demonio (cf. Mt 4, 8ss) y queremos llegar a ser lideres pero con las aspiraciones equivocadas, para poder llegar a ser líder uno necesita conocer sus limites, sus fallas y reconocer sus errores, porque cuando llegue el momento de liderar, ojala y que la caída no sea más fuerte, como indique en las otras nominaciones que la revista Time ha seleccionado.
La humildad es una virtud que requiere hábito y practica, el peligro puede ser la tentación de dominar o querer tener el control o el mando sin reconocer los talentos de los demás y tomar decisiones sin consultar. Ser humilde significa aprender a entregarse por los demás en la medida que la persona este preparada y que acompañe el discernimiento. Ser humilde también significa reconocer que no eres indispensable, que la misión y el trabajo pueden y deben de continuar sin ti, uno no es el Mesías. Ser humilde significa aprender a trabajar en equipo sin querer mandar o manipular sino que trata de escuchar las opiniones de todos y trata de construir ideales comunes. Un gran líder combina su humildad, sencillez, alegría, apertura y su integridad lo cual forma su carácter. Ser humilde significa reconocer que el Espíritu Santo continua trabajando en ti y que si ha tocado la vida de alguien para algo mejor, es Dios mismo que ha obrado a través de ti, pero el mérito no es tuyo es de Dios. Debido a esta virtud de la humildad, puedo detectar que el mundo, la sociedad en si esta abierta y se siente atraída al mensaje del evangelio, mismo Papa Francisco lo ha hecho con el mundo. Pero una vez más, la humildad reconoce que la gran labor proviene de arriba (transcendental) y que uno simplemente es el instrumento para continuar anunciado el evangelio y la humildad siempre va acompañada con un gran gozo, con una gran alegría, una persona que no sonríe sus palabras no son mas que palabras, pero una persona que sonríe no solo sus palabras atraen sino que su propia vida.
2013 © Adrian Alberto. Todos Derechos Reservados.
Foto principal y caricatura del Papa Francisco por DonkeyHotey . Foto de grafiti por Evan Prodromou