La semana pasada la Iglesia Católica se unió con el Consejo Mundial de Iglesias para celebrar y meditar sobre la semana de oración por la Unidad de los Cristianos con su lema “¿Es que Cristo está dividido?  (1 Corintios 1, 1-17)”.   Es muy difícil plantear en unos cuantos renglones y dar soluciones a un desafío tan grande que todo el pueblo hispano católico conoce cuando se habla de “Cristianos” en términos generales, porque para el hispano hay distinción entre las confesiones que surgieron a partir de la reforma protestante como Luteranos, Anglicanos, Presbiterianos y por otro lado las sectas.  ¿Qué hacer con nuestros hermanos separados que no profesan nuestra fe católica, pero tocan a mi puerta? O ¿Qué hago cuando mi cónyuge o un familiar es Cristiano pero no Católico?

Para poder responder ante tales cuestiones, es necesario que analicemos los mismos términos que empleamos. Primero, usualmente nos referimos a nuestros hermanos cristianos como ‘hermanos protestantes’, pero este término no es el correcto, y además es despectivo ya que obstaculiza al dialogo ecuménico [tendencia, movimiento o conversación que busca la unidad de los Cristianos].  No es que estemos negando parte de la historia, por que en realidad eso fue lo que hicieron protestar, pero no puedo generalizar a todos nuestros hermanos separados o hermanos cristianos con la misma categoría, ya que muchos de ellos no son parte de estas “Comunidades eclesiales” como la Iglesia Católica las identifica, ya que surgieron durante la reforma protestante del siglo XVI –Anglicanos, Luteranos, Presbiterianos, entre otros.  La Iglesia llama “Comunidades eclesiales” para referirse a aquellas comunidades que no tienen la sucesión apostólica [validez y autoridad del sacramento del orden], pero tenemos en común el Sacramento del Bautismo.  Segundo, llamamos grupos sectarios o fundamentalistas aquellas comunidades que surgieron durante los siglos XIX y XV como Adventistas, Nazarenos, Pentecostales, Testigos de Jehová, Mormones, evangélicos entre otros.  Dentro de este grupo, no consideramos cristianos al grupo de Testigos de Jehová o Mormones porque no compartimos la misma creencia en la Santísima Trinidad, lo cual es la base fundamental dentro de las jerarquías de la fe Cristiana.

door knockAhora, quisiera enfocarme dentro de este ultimo grupo que llamamos fundamentalistas ya que el pueblo hispano ha sido afectado por ello. Grupos sectarios predominan en nuestros pueblos y constantemente somos cuestionados respecto a la fe Católica. ¿Pero que hacer para defenderse? O mejor dicho ¿Qué hacer para dar respuesta a nuestra fe Católica? Ya que si decimos “me quiero defender” da a entender que quiero dar batalla e indicarles en lo que están mal, y esto en si no ayuda ni edifica por la unidad de los Cristianos ya que no se aprende a crear una cultura de encuentro.  Quisiera citar un documento vital que fue publicado por el Vaticano en 1993 titulado Directorio para la Aplicación de Principios y Normas sobre el Ecumenismo (versión del traductor) donde se dice lo siguiente:

1. El conocimiento de la Escritura y la formación doctrinal son necesarios desde el principio, junto con el conocimiento de la historia y de la situación ecuménica en el país donde uno vive. (no.57a)

2. El Papa Paulo VI dijo “nosotros debemos ofrecer a los fieles de Cristo, no la imagen de hombres divididos y separados por las luchas que no sirven para construir nada, sino la de hombres adultos en la fe, capaces de encontrarse más allá de las tensiones reales gracias a la búsqueda común, sincera y desinteresada de la verdad”. (no. 60)

3. Respeto por la convicción personal y conciencia de cualquier persona. (no.87e)

El directorio es bastante extenso pero con estos tres principios podemos darnos cuenta lo que la Iglesia nos pide hacer. Por lo tanto, cuando usted tenga un encuentro con grupos sectarios o fundamentalistas y si usted no se ha formado doctrinalmente de una manera adecuada las siguientes recomendaciones hechas por estudiosos nos pueden ayudar:

  1. Trátelos con respeto y cordura (pida el mismo trato que usted da a ellos)

  2. No pierda tiempo discutiendo sobre textos bíblicos individuales.

  3. No ataque a los grupos sectarios como si fueran tontos (ellos quieren preservar su fe y cualquier ataque hacia ellos es personal).

  4. No trate de convencer a un fundamentalista de su error (se pudiera sorprender que un fundamentalista no se vuelve un cristiano mas moderado sino un ateo).

  5. Y aunque usted no lo crea, recuerde que también son hijos de Dios creados a Imagen y Semejanza de Dios.

Como puede analizar, considero que estas pautas son recomendaciones prudentes.

Por lo tanto, para poder hablar de una apologética necesitamos entender que es la apologética. Según la definición que dan muchos diccionarios la palabra απολογία (apología) designa la posición de defensa o justificación, es decir un discurso de palabra o escrito en el que se trata de defender a una persona, una creencia que esta generalmente sometida a una controversia. Las primeras apologías que tenemos dentro de la literatura son como la Apología de Sócrates escrito por su alumno Platón o los escritos de San Justino Mártir hasta escritores más contemporáneos como la Apología Pro Vita Sua escrito por el Beato Juan Cardenal Newman. Usted pudiera preguntar ¿Pero que hacer con la apologética? ¿Quisiera contestar a todos sus reclamos y quisiera defenderme ante tales acusaciones? ¡Necesito saber como la Iglesia responde a esto!

9931133045_e6a53c711d_bLa recomendación es la siguiente, si el enfoque es tratar de contestar para dejar callados a nuestros hermanos separados o si su objetivo es conseguir municiones para tener su armamento equipado y listo para disparar en el momento que se necesite, entonces reconsidere que el enfoque no es el correcto. Es suficiente leer Mt 7, 1-2 “No juzguen, para que Dios no los juzgue; porque Dios los juzgará del mismo modo que ustedes hayan juzgado y los medirá con la medida con que hayan medido a los demás”. No se trata de utilizar la apologética con el objetivo de recriminar, si no más bien se trata primero de conocer, crecer y amar lo que uno cree, vive y profesa. Para esto se necesita un estudio diligente, serio, y organizado. Es ilógico defender lo que no se conoce, se ama o se vive.

Consiguientemente, una apologética sana y saludable su enfoque tiene que estar enraizado en el mandamiento nuevo “Ámense los unos a los otros. Como yo los he amado, así también ámense los unos a los otros. Por el amor que se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos míos” (Jn 13,34-35). Y segundo, su base es la actitud de la persona, una persona que sea creyente, flexible, abierta, con sentido pastoral y que sinceramente busca la verdad para poder evangelizar y enamorar a los demás de Jesucristo por medio de su Iglesia, no por medio de recriminaciones o utilizando palabras que hieran o dividan, o que les haga ver sus carencias, errores o fallas, sino mostrando la gran riqueza que tiene la Iglesia Católica y que quiere compartir esto con los demás (cf. Mt 13, 44-46). Obviamente, necesitamos las bases, necesitamos conocer la fe, ¡claro que si! por medio del estudio la persona se prepara para conocer los fundamentos de la fe Cristiana Católica y a la vez prepara a las personas como atenuar o disminuir las diferencias que tenemos con nuestros hermanos cristianos que no son católicos en vez de incrementar las divisiones que tenemos con ellos. El enfoque y la actitud van de la mano, con esto ayudara a impulsar un nuevo brío en el campo del ecumenismo y así cumplir el anhelo de Nuestro Señor “Que todos sean uno lo mismo que lo somos tu y yo” (Jn 17,21).

2014 © Adrian Alberto Herrera.  Todos Derechos Reservados.

Foto principal por Christian Brothers College Monkstown  Foto-Tocando puerta por aflcio foto de Cristo dividido por ChurchesTogetherCTBI.

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